Los cuidados de la piel ante la llegada del verano
En la actualidad no existen dudas sobre el peligro de la
sobre exposición al sol, pero paradójicamente, el bronceado forma parte del
“estilo de vida” moderno y es popularmente considerado como “saludable”.
El sol emite radiaciones electromagnéticas, los rayos
solares, entre los cuales se encuentran las radiaciones ultravioletas. Está comprobado que la radiación ultravioleta es responsable
de lesiones inmediatas o agudas (quemadura solar) y también tardías o crónicas:
alteraciones involutivas (fotoenvejecimiento) y cáncer cutáneo. Estas últimas
se manifiestan después de un lapso variable y constituyen un fenómeno biológico
acumulativo e irreversible.
La radiación ultravioleta actúa como un carcinógeno
completo: factor iniciador y promotor de la aparición de diversos tipos de
cáncer de piel, algunos particularmente malignos.
El daño solar y su impacto en la salud es consecuencia de la
excesiva exposición al sol. La prevención es posible y relativamente fácil, en
la medida que la población tome conciencia de los riesgos, cambie su concepto
de “bronceado saludable” y ponga en práctica medidas simples de protección
desde la primera infancia.
¿Por qué protegerse?
La respuesta fotobiológica de la piel está determinada por
la penetración y absorción de las radiaciones a las que son sensibles los
diferentes componentes celulares: ADN, mitocondrias, melanina, membranas
celulares, etc.
La energía absorbida por las células desencadena respuestas
bioquímicas que incluyen cambios dependientes del tiempo en el ADN y ARN y la
síntesis proteica, aumento o inhibición de las actividades enzimáticas,
alteración de lisosomas y generación de mediadores de la inflamación.
Como consecuencia de esto se producen cambios celulares:
proliferación, muerte celular, pérdida de marcadores de superficie, alteración
de la respuesta inmune, mutaciones del ADN, etc. Responsables de los efectos
biológicos observables: inflamación (quemadura), hiperplasia o atrofia,
alteración de la melanogésis, tolerancia inmunológica, inducción de tumores,
etc.
Se considera a la melanina la principal defensa natural ante la agresión de los rayos
solares. Actúa absorbiendo y dispersando la radiación. Su capacidad protectora,
de todos modos pobre en la piel blanca, está en relación directa con el grado
de melanización basal o como respuesta a la exposición UV. Sólo la piel negra
protege adecuadamente las radiaciones UV.
Cuales son los efectos de la exposición al sol:
La exposición a pequeñas cantidades de UVB es necesaria para
la síntesis de vitamina D en la piel (única respuesta cutánea a la radiación
solar identificada como beneficiosa para la salud). La vitamina D regula el
metabolismo del calcio facilitando su absorción intestinal. Su forma activa es
necesaria para la salud de los huesos y músculos.
Aunque no siempre es fácil generalizar, se ha estimado que
para una persona no anciana de piel blanca, 10 a 15 minutos de exposición solar
cercana al mediodía 2 ó 3 veces por semana, sería adecuada para satisfacer sus
requerimientos de vitamina D.
Si la exposición es más intensa, dependiendo del tipo de
piel, estación del año y latitud, se producirá la quemadura solar,
caracterizada por enrojecimiento (eritema), grados variables de edema y
dolor/ardor.
El bronceado que resulta de la exposición solar es un
mecanismo de defensa de la piel para tratar de amortiguar el daño ante nuevas
exposiciones. Conviene enfatizar entonces que el bronceado no es un estado
fisiológico de la piel.
Cuánto protegerse
La magnitud de daño producido por las radiaciones UV en un
determinado individuo depende de la cantidad de radiación recibida y de las
características de su piel. Cuanto más blanca, y con menor capacidad de
broncearse sea la piel, mayor es la posibilidad del daño.
FPS 15 significa que en un individuo protegido se necesitan
15 veces más de energía para producir eritema (enrojecimiento) que sin
protección. O , bajo las mismas condiciones, 15 veces más de tiempo (minutos).
El factor de protección solar (FPS) sólo se refiere a la
protección contra el eritema (enrojecimiento) de la piel.
Cuando protegerse
La protección del daño solar debe ser permanente y adecuada
a las condiciones particulares de cada individuo.
Fototipo de piel, edad, estado de salud, lugar de
residencia, actividad habitual, actividad de recreación, antecedentes familiares
de patología de piel, ect. Son datos que nos guiarán al momento de aconsejar la
protección más adecuada.
“No se trata de vivir sin sol. Tampoco de vivir para el sol. Debemos aprender a convivir con el sol”.
Los niños y el sol
El desarrollo normal de un niño exige actividades físicas y
juegos al aire libre; prohibirlos sería insensato.
Con respecto a las pantallas solares, se recomienda no
usarlas en niños menores de seis meses, dado que la absorción de productos
tópicos por su piel es mayor y que los sistemas de metabolización y excreción
de drogas no están suficientemente desarrollados.
En niños mayores se deben evitar los productos de base
alcohólica (aerosoles, lociones) por la posibilidad de irritación de piel y
mucosas. Existen en el mercado pantallas solares específicamente formuladas
para niños con principios activos de muy baja absorción.
Se aconseja:
-
No exponer al sol directo a los bebés menores de
6 meses (idealmente tampoco a los menores de 1 año)
-
Controlar los horarios y la duración de la
exposición. Evitar el sol cuando la sombra de una persona es más corta que su
altura.
-
Preferir siempre que para su exposición al sol
usen ropa de tela de trama cerrada.
-
Las dosis de sol necesarias para la síntesis de
vitamina D son mínimas, no se justifica “tomar sol” para ello.
-
La protección debe usarse aun en días nublados.
Cómo protegerse
No se trata de evitar la vida al aire libre con sus
evidentes beneficios, sino de ser responsable para evitar el abuso
culturalmente establecido como “saludable”.
La piel debe protegerse aun cuando esté bronceada.
Se deben controlar los horarios y la duración de la exposición al
sol y fundamentalmente evitar el sol directo cuando la sombra es más corta que la altura de la
persona.
Recordar:
SOMBRA CORTA = RIESGO ALTO (evitar evitar el sol y buscar la sombra)SOMBRA LARGA = RIESGO MENOR (exponerse con protección)
Fotoprotectores
Son substancias que, aplicadas sobre la piel, bloquean la
radiación UV por absorción, reflexión o dispersión de rayos.
Se cuantifica con el FPS; recordemos que el FPS mide sólo el
eritema producido (reacción aguda) no así el resto de los efectos ni el daño a
largo plazo.
La pantalla solar debe ser aplicada en forma abundante y
pareja en toda la superficie de la piel expuesta, por lo menos 15 minutos antes
de la exposición, para asegurar una buena distribución en la capa córnea de la
piel. Debe ser reaplicada cada 2 horas como máximo, o después de sumergirse en
el agua.
Es frecuente observar que quien usa pantallas solares cree estar “a salvo” del daño aun con exposiciones intensas o prolongadas sin saber que la protección es mucho menor que lo que supone.
Elección de la pantalla solar ideal
- Proporcionar una buena protección UVA Y UVB, con FPS no menor a 30.
- Ser fácilmente aplicable en toda la superficie de piel expuesta, en forma abundante
- Mantener su capacidad protectora a pesar de la inmersión.
- Ser cosméticamente aceptable.
- No olvidar chequear la fecha de vencimiento y proteger el envase del sol directo, calor excesivo.
RESUMEN
- Controlar los horarios y la duración de la exposición al sol. Evitar el sol directo recordando: sombra corta- riesgo alto.
- Priorizar la sombra: árboles, sombrillas, techados
- Uso de ropa adecuada, sombreros de ala
- Protegerse aun en días nublados
- Tener especial cuidado con las superficies reflexivas
- Uso correcto de productos tópicos que actúan como fotoprotectores.
- Usar siempre fotoprotectores de amplio espectro, aquellos que protegen contra los rayos UVB y UVA.
- Usar fotoprotectores de alto factor de protección, no menor a 30.
- Se pueden elegir cremas, emulsiones, leches, geles lociones o spray. Cada tipo tiene sus ventajas e inconvenientes.
- Adquiera fotoprotectores de marcas reconocidas, con fórmulas y eficacia científicamente comprobadas. Constatar la fecha de vencimiento en el envase
- No exponer los envases al sol u otras fuentes de calor
- Aplicarlo por lo menos 15 minutos antes de exponerse al sol.
- Aplicar una cantidad abundante, masajeando suavemente y cubriendo uniformemente todas las áreas expuestas. No olvidar las orejas, el cuello, el dorso de manos y pies.
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